La vista, el olfato y el gusto entran en juego cuando de catar un vino se trata pero no nos podemos olvidar de los factores externos que potenciarán la experiencia de beber un buen caldo.

¿Cómo ha de ser una copa? Los rasgos principales son que sean de cristal liso, transparente e incoloro. También es recomendable que sea fina, con un grosor recomendable de un milímetro y un tallo y un pie mínimo que se pueda coger con los dedos sin tocar el cuerpo o cáliz, que es donde se contendrá el líquido, y que a su vez se divide en la base y el cuello.

Las razones de su transparencia y lisura son que debe permitir observar el vino a través del cristal y al contraluz para apreciar si tiene impurezas o no -nos habla de la limpieza del proceso de elaboración, el estado del corcho, la necesidad de filtrado, etc.-, así como los matices de color, que ayudan a describirlo y ver su nivel de oxidación. También nos permitirá apreciar la lágrima que deja al agitarlo, mayor cuanto más grado alcohólico tenga.

Una vez aclarado esto, vamos a conocer algunos tipos de copas y el vino que se debe tomar en cada una de ellas.

Copa borgoña

Es una copa grande, de cáliz voluminoso y algo barrigudo y cuello ancho. El tallo es proporcionadamente largo. Se usa para vinos de la zona de Borgoña. Permite que suban más los aromas, que el vino respire y también que podamos agitarla para que se mezcle con el aire y se abra. Se trata de una buena copa para vinos que han pasado una temporada larga en barrica y luego en botella, vinos complejos que necesitan oxígeno para despertarse. Son recomendables los Rioja y Ribera con mucha madera, así como los Toro y Bierzo con mucha barrica y en general cualquier vino untuoso que no sea joven y soporte bien la oxidación. Tiene una altura de unos 245 mm.

Vinos Extealde recomendados para esta copa: Valdemonjas, Cantadal, Bodegas Piedra.

Copa Burdeos

Su cáliz es más alargado y alto que la borgoña, y su cuello es cerrado aunque no estrecho. Es la copa más estándar para vinos tintos ya que su cuello largo permite que se concentren estos aromas y también que la copa se pueda agitar para despertarlos más pero sin saturarnos el paladar. Es una copa adecuada para garnacha, tinta fina y otras variedades del país, en especial para vinos jóvenes y crianzas. Mide unos 245 milímetros (mm) de alto y también existe el modelo Burdeos Gigante que mide 270 mm.

Vinos Extealde recomendados para esta copa: Pinna Fidelis, Federico, Malacuera Lleiroso.

Copa de vino blanco

Su forma es parecida a la Burdeos, pero con el cáliz más pequeño y el tallo más alto para así evitar que se caliente el vino cuando lo cogemos. El vino blanco no precisa tanta oxigenación por lo tanto estas copas no son tan amplias. Tiene una altura de unos 260 mm.

Vinos Extealde recomendados para esta copa: De Alberto, Monasterio de Palazuelos y El hoyo del francés.

Chardonnay

Una copa para blanco un tanto especial, pues no es esbelta sino de tallo algo más bajo, cáliz algo chato y cuello amplio. Se utiliza así porque los vinos de esta variedad suelen ser bastante afrutados y ligeros y ofrecen todos sus aromas al primer sorbo, por lo que no es necesario un cuello estrecho que los concentre. Se usa para que los vinos blancos más afrutados expresen toda su frescura. Mide unos 210 mm.

Vinos Extealde recomendados para esta copa: Salvueros.

Flauta

Es la típica copa de cava o champán, con un cáliz que en realidad es una larga chimenea para que el gas pueda tener su salida pero sin perder la bravura de inmediato. No obstante, hay variaciones que contemplan un tallo más largo y un cáliz menos alargado pero más barrigudo. Esta última modalidad se usa sobre todo para los cavas más jóvenes y frizzantes. Su diseño alargado y fino permite apreciar bien los rosarios de burbujas de estos vinos, además impide, en gran medida, que se escapen. Esta copa debe llenarse solo tres cuartas partes. Mide aproximadamente 245 mm.

Vinos Extealde recomendados para esta copa: Cava Parxet, Freixenet y Valdemoya Frizzante.

Jerez

Los vinos de Jerez se consumen en una copa tan especial como ellos, pequeña -unos 166 mm de alto-, de cáliz alargado pero corto y de tallo corto y grueso. El grosor del cristal puede ser algo mayor para mejorar la conservación de la temperatura, ya que se toman desde frescos a templados. Además, su forma cónica ayuda a concentrar todo el aroma que estos vinos desprenden.


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